Vilipendiado por el estigma de un amor no correspondido e inmerso en un profundo soterramiento sentimental yo, el Insigne Doctor de Todas las Ciencias, Don Albano Barrufaldi me veo en la obligación secular de transmitir aquello que me inquieta y conmueve.
Cual piedra en el zapato propio, y para peor de “esas” que están dentro de la media cuando estás parado dentro del sarmiento a las 7,30 de la mañana, “eso” me incomoda y subsume, me delata y avergüenza, me señala y acorrala.
Cierto día, Macedonio, Emanuel y yo nos encontrábamos en la ciudad de Mauriciania recorriendo esas calles rodeadas de tanta tradición.
Fue cerca del monumento aquel donde la vi.
Recostada sobre una pared descascarada sublime estaba. Casi eterna. Errática, pero aún conservando cierto halo de certeza.
Su obscuro maquillaje denotaba el paso del tiempo pero eso, lejos de envejecerla, le daba cierto aire adolescente.
2 comentarios:
Que la pario!
Casi casi igualito que los blogs =)
Publicar un comentario