Volví, la misma casa, las mismas cosas...pero todo se ve distinto, opaco. El gato me mira, me guiña un ojo - o al menos eso me parece - y se aleja sacudiendo la cabeza. Sabe, no habla pero sabe...me conoce mejor que nadie, y se arrolla ronroneando a los pies de la salamandra. Está apagada, pero parece no importarle. Entiendo el gesto. Me mira de reojo. Se incorpora. Se despereza y comienza a hacer ochos entre mis pies. Creo que son mis pies. Sí, son mis pies, aunque si doy un paso siento las baldosas a la altura de las rodillas...
Prendo un pucho en silencio, permanezco inmóvil junto a la puerta entreabierta. Vuelvo a mirar. Veo pies. Veo baldosas bajo esos pies. Veo piernas, manos. Mano... mano izquierda, dedos... largos, cruzados por innumerables mataduras y rastros... cicatrices de otros tiempos. Huellas de mejores y de peores tiempos. Lo mejor, lo mejor está por venir! – te escribí una vez en una postdata de mail-... jajaja, es verdad, nunca me fue bien con las postdatas.
Huellas, sí. De otros YO... y de éste YO... Incompleto, fragmentado, tan pretendidamente elevado, tan inalcanzable y seguro en algunos aspectos... capaz de todo, invencible. Pero tan roto, tan vacío de calor, tan harto de tener que cargar la armadura, de cubrirme de acero... de hacerme de hielo una y otra vez. Moebius de hielo y sangre.
Debí decir maní... simplemente, pero no he podido. Una vez me dijeron que la razón por la que no puedo decir maní es hija del miedo... a equivocarse, a no encajar, a no saber leer el mapa de la persona que tenemos enfrente, a que no te acepten... A que no te acepten!...claro!. MANI. Es eso!... Y por eso terminamos siempre enrollándonos con gente a la que no nos importaría perder. Porque los que nos importan, aquellos por los que nos jugaríamos el cuero, también nos duelen si no nos aceptan, porque nos hacen falta... y nos conformamos con tenerlos “a medias” antes que ausentes.
Debí contarte cómo me invento compras en el almacén de la esquina para tentar al destino... a ver si nos regala un fugaz encuentro. Debí contarte cómo cada madrugada, al irme a trabajar, aminoro la marcha y miro hacia tu casa, como quien se asoma a la habitación para velar por el sueño de un hijo. Debí haberte contado de todas las veces que ensayé las respuestas que le daría a las posibles preguntas de tu hija... Debí haberte tomado de la mano y llevado a caminar, en silencio. Debí haberte hecho reír más. Debí haberme relajado, y decirte sin más vueltas, que había llegado el momento de dejar de pensar y comenzar a sentir... que todo iba a estar bien, que te iba a saber cuidar, que las iba a saber cuidar, que la historia, la amistad, la ideología y el amor nos harían invencibles... MANI.
Quisiera ser capaz de mantener la puerta entreabierta, de haberme parado y abrazarte cuando me dijiste lo mal que te sentías, sin importar las miradas de los presentes, sin importar lo que viniera después... capaz de instarte a dudar de lo que hoy parecés tener tan claro, tan compartimentado, y aventurarte, mujer, a escribir las páginas no escritas de nuestra historia, de mostrarte en lugar de decirte... pero, ya sabemos, la única diferencia entre un cobarde y un valiente es que el valiente huye hacia adelante... si alguna vez la puerta vuelve a abrirse, será porque vos te animaste a golpear...
De todo se aprende. De todo. Y por una vez, he podido ser descarnadamente claro al hablar de lo que me pasa piel adentro... Floto, me alivio, encontré una explicación. ¿cuánto durará?... Durará hasta que algún día deje que leas esto... y tus ojos me digan la verdad... A nod is as good as a wink… to a blind horse.
Prendo un pucho en silencio, permanezco inmóvil junto a la puerta entreabierta. Vuelvo a mirar. Veo pies. Veo baldosas bajo esos pies. Veo piernas, manos. Mano... mano izquierda, dedos... largos, cruzados por innumerables mataduras y rastros... cicatrices de otros tiempos. Huellas de mejores y de peores tiempos. Lo mejor, lo mejor está por venir! – te escribí una vez en una postdata de mail-... jajaja, es verdad, nunca me fue bien con las postdatas.
Huellas, sí. De otros YO... y de éste YO... Incompleto, fragmentado, tan pretendidamente elevado, tan inalcanzable y seguro en algunos aspectos... capaz de todo, invencible. Pero tan roto, tan vacío de calor, tan harto de tener que cargar la armadura, de cubrirme de acero... de hacerme de hielo una y otra vez. Moebius de hielo y sangre.
Debí decir maní... simplemente, pero no he podido. Una vez me dijeron que la razón por la que no puedo decir maní es hija del miedo... a equivocarse, a no encajar, a no saber leer el mapa de la persona que tenemos enfrente, a que no te acepten... A que no te acepten!...claro!. MANI. Es eso!... Y por eso terminamos siempre enrollándonos con gente a la que no nos importaría perder. Porque los que nos importan, aquellos por los que nos jugaríamos el cuero, también nos duelen si no nos aceptan, porque nos hacen falta... y nos conformamos con tenerlos “a medias” antes que ausentes.
Debí contarte cómo me invento compras en el almacén de la esquina para tentar al destino... a ver si nos regala un fugaz encuentro. Debí contarte cómo cada madrugada, al irme a trabajar, aminoro la marcha y miro hacia tu casa, como quien se asoma a la habitación para velar por el sueño de un hijo. Debí haberte contado de todas las veces que ensayé las respuestas que le daría a las posibles preguntas de tu hija... Debí haberte tomado de la mano y llevado a caminar, en silencio. Debí haberte hecho reír más. Debí haberme relajado, y decirte sin más vueltas, que había llegado el momento de dejar de pensar y comenzar a sentir... que todo iba a estar bien, que te iba a saber cuidar, que las iba a saber cuidar, que la historia, la amistad, la ideología y el amor nos harían invencibles... MANI.
Quisiera ser capaz de mantener la puerta entreabierta, de haberme parado y abrazarte cuando me dijiste lo mal que te sentías, sin importar las miradas de los presentes, sin importar lo que viniera después... capaz de instarte a dudar de lo que hoy parecés tener tan claro, tan compartimentado, y aventurarte, mujer, a escribir las páginas no escritas de nuestra historia, de mostrarte en lugar de decirte... pero, ya sabemos, la única diferencia entre un cobarde y un valiente es que el valiente huye hacia adelante... si alguna vez la puerta vuelve a abrirse, será porque vos te animaste a golpear...
De todo se aprende. De todo. Y por una vez, he podido ser descarnadamente claro al hablar de lo que me pasa piel adentro... Floto, me alivio, encontré una explicación. ¿cuánto durará?... Durará hasta que algún día deje que leas esto... y tus ojos me digan la verdad... A nod is as good as a wink… to a blind horse.
Maní. Invierno de 2005, cuando yo era otro.
11 comentarios:
xD!!!
Conque tenías un corazón eh??
Me emocionaste, de verdad... y nunca! pero nunca! es tarde! todo se vale por vivir más no sea un instante de un gran amor... después... el fin del mundo.
Así que... saca ese hombre maravilloso, más maravilloso aún que tienes dentro de esa caparazón tapizado de cemento y vuela para arriba y MANI seguro te acompañá...
Con mucha ternura amigooooo!
Todos te queremos mucho!
Eres un amorrrrrrrrrr! hazle saber ya!!! MANIIIIIIIII!!!! alguien te necesitaaaaaaaaa!!!!!! ufsss... llevo mi corazoncito súper tembleky!
Y yo También.
Aunque quieras hacerle creer al mundo que eras otro, en lo profundo, ahí donde no llega nadie, sabés que sos el mismo. Más desconfiado, más "insensible", más cascoteado, pero el mismo, la misma esencia. Nos pasa a todos.
Me acuerdo de mis otros yo y me sumerjo en esta profunda sensacion de nada...
Ficciones de lo real. Eso dice el título...
Gracias a todos por pasar y comentar.
Hermoso texto pero en vez de mandarmelo via email comentá en el mio
Besos
Muy bueno che
mi despertar: Los envíos los realiza un bot que implementamos para avisarle a los amigos que actualizamos la Cámara, no te enojes. Nos vemos por tu blog en breve.Besos.
xavier: agradezco en nombre de la musa. Un abrazo.
Gracias a todos por su visita.
Venia buscando fruta (a mi amigo macedonio) y me encuentro Maní...aunque que rica su cremita...
Aunque no flote...
Un saludo
Discontin las voquen cuf dramiscus deressa ofikial. Lindennas per peltuden. Kumjan astruin. Saztuye, kli yiboslu percotra. Briuskia perfunel discontenu vlaskusia
Sipresus
Dorkas: No te entendimos un pomo de lo que nos escribiste (siempre será nuestra culpa por brutos e ignorantes de las lenguas del mundo), pero igual gracias por pasar... y porque uno de viejo se vuelve desconfiado: "Que te recontra por las dudas!"
Publicar un comentario