Al Senyor Coordinador del Proyecto CRIPTA ZOO.
Doctor Honoris Causa de la Universidad Congénita Interplanetaria.
Su Excelencia Dn Albano Barrufaldi
S / D.
Arrojo a las aguas del océano de su conocimiento mi siempre humilde opinión al respecto de los tristes sucesos acaecidos, de los cuales dan fiel testimonio los desgastados ojos de éste, Su Servidor, que, aunque acostumbrado ya a presenciar los desmanes producidos por la insensata Raza Humana, no puede más que alzar un puño vengativo en protesta por el acontecimiento de la más insensata de las insensateces, grave de tamaña gravedad la misma, que amenaza fieramente con dar por terminado el mundo tal cual lo conocemos. Aún a sabiendas que Su Excelencia no es hombre dado al reconocimiento de error o debilidad de carácter alguna, permítame el atrevimiento de puntualizar, sin ambajes, querido Doctor de Todas las Ciencias, que ha usted introducido la sua gamba hasta propiamente los cuadriles... Por no abundar en mayores improperios que, dada la sempiterna combustibilidad de su carácter, y por qué no del mío propio, asegurarían la deflagración de estruendosas escenas de pugilato dignas del más álgido éxtasis asesino ya alguna vez presenciado en las Termópilas. Se acuerda?. Qué bocindanga, mamma mia!.
Resumiendo, y para que no se confunda. Sepa Usted que en nada concuerdo con su tilinga decisión de autorizarle la pluma al agitador enemigo del desorden establecido que se hace llamar Emanuel Goldstein. ¿No le alcanzaba con que se dedicara a levantarle la pollera a las señoras mayores mientras nosotros, hombres de bien, potentes de toda nietzscheana potencia nos dedicábamos a desmadejar las atrocidades del pensamiento?.
No, evidentemente no le alcanza.
Nada le alcanza...
Pero sepa que llegará el tiempo en que finalmente retorne el Mudito, armado de la colección de humillaciones robadas a los poderosos que lo humillaran de toda humillación y ninguneo, clamando venganza con su mirada retiradora de virilidad.
Ah!. No me cree?
Vaya... Vaya y pregúntele a Don Jerónimo de Azcoitía. A ver si le estoy mintiendo...
P.D: Bien se sabe que no soy amigo de andar repitiendo las cosas, no soy.
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2 comentarios:
Lejos de mí está la intención de opacar el brillo de sus palabras, la preciosa armonía en la que parecen flotar en el monitor (vaya coincidencia) de cristal líquido. Esto quizás sea una mentira: aunque tuviera la intención, aún carecería de la capacidad.
Prosigamos.
Reconozco al león por sus garras, sí, pero también por sus iniciales, y sospecho que además del comentario que firmó con su nombre y su (envidiable) cargo, es usted autor del comentario dónde intenta en vano revivir una reputación que está más allá de cualquier salvación: la reputación de los Premios Richard Nixon.
Por ambos comentarios y porque nadie puede asegurarnos que en otra vida no hayamos sido amigos anclados en pretéritos litros de mate y anécdotas (las anécdotas, pocos lo saben, también se miden en litros), en nombre del Staff de El Último Paraguas (Lucas Varela, Richard Nixon, Oscar wilde de Icho Cruz y Vicente Lescopio) le decimos simple y llanamente GRACIAS. En mayúsculas para que parezca que gritamos, tal es el código que se maneja entre los bloggers e internautas del universo.
Atte.
R.N.
Lucas:
Tal como ameritan las Reglas de Cortesía Interbloggers, te mandé, en nombre de quienes hacemos Cámara Gessell, unos gritos de AGRADECIMIENTO en uno de los chaparrones de caracajadas que suelen inundar el Paraguas...
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