Nosotros te lo advertimos hace casi tres años...

Ahora, también las grandes estrellas de la farándula de la República Surrealista de Argentongo han entendido la importancia de nuestro mensaje y se han hecho eco de nuestra desértica prédica, a la que muchos veían con una estúpida sonrisa mientras decían - codeando a sus amigos -: Oia, se le vé el pito al burro!.
A lo mejor quien te dice en una de esas los nuevos lectores -porque a los viejos ya les enfermamos la cabeza hasta que lo asimilaron - de Cámara Gessell le den más bola a Mirta Wons por ser más gorda que nuestra Gorda Gladys, o a Gastón Pauls porque su tratamiento capilar es visiblemente más exitoso que el de Macedonio, o al negro Palomino por ser más ganador con las minitas que Barrufa, o a Raúl Taibo por ser más esquivo que nuestro ruso Goldstein...

martes, agosto 14, 2007

Los genios de la pluma también se cabrean...

...y para muestra basta un botón.

Cierta vez, lamento reconocer que ignoro el motivo, el bueno de Walt Whitman... no sabremos si porque los muchachos de Ezeiza le habían "cortado" una valija o si, en su defecto, y no sé qué puede ser peor, luego de una noche de copas se equivocó de puerta y terminó devorado por la libido sentiendi que, cual demonio súcubo, lo llevó a desbarrancarse en una espiral infinita de sórdida concupiscencia de la carne con la adiposa humanidad de su suegra... inmortalizó en la cinta de moebius del devenir de las anglosajonas prosas, la fatídica sentencia que demuestra, a las claras, la tesis sostenida en la frase que dá título a esta nota:

"A mí no me importa que quien tengo al lado sea negro, amarillo, piel roja, blanco o asesino, Cardenal, desposeído, político, editor o crítico literario... Me basta y me sobra con que sea un ser humano...peor cosa no podría ser".

3 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

Estimado Walt, para que el lugar donde te encuentres tu sabiduría se siga incrementando aun después de tu muerte

Si bien fuiste o eres (para los que creen que su alma sigue rondando entre vosotros) un excelente literato, para tu fortuna no has llegado a conocer algunos espécimenes que habitarían la Tierra después de su muerte.
Por lo cual desde mi humilde lugar, me honra el poder hacerte saber, que sí hay especies peores que el ser humano. Tiempo después de tu muerte, allá por la década de os `90 una nueva especie descendió para habitar entre vosotros.
El lugar geográfico que eligió para echar raíces fue la Argentina, hasta el momento de su llegada muchos pensábamos como tu, es decir, que había blancos, amarillos, poetas, literatos, en fin seres humanos. Pero no, esta nueva criatura era una mezcla rara de todo lo imaginado.
Era de un color raro, era un negro ni muy oscuro ni muy claro. Era excesivamente peludo, pero no lo demasiado para ser el eslabón perdido de Darwin. Era creyente, pero no se sabe bien en que, arranco como musulmán y término siendo católico, sin embargo ni la Biblia ni el Corán fueron sus libros de cabecera. Se dedico a la política o mejor dicho creo una nueva forma de ejercerla. Era extremadamente inescrupuloso en cuanto a sus ambiciones, fíjate que no solo gobernó una provincia sino que también fue presidente, no satisfecho con 4 años de gobierno inventó un pacto para poder ser reelecto, sin embargo no le basto con llevar a un pueblo a la ruina, matando a los desposeídos y vendiendo hasta las ultimas migajas del país, sino que a la hora de mantener su poder no le tembló el pulso si quiera para matar a su hijo.
En fin amigo Walt, ahora que estas enterado de algunas cosas, creo que en el lugar donde estés podrás replantearte a quien queres tener al lado.

Igual tranquilo que si Dios existe pronto te vas a llevar el sorpreson de poder conocerlo, aunque sea a la pasada.

Macedonio Strangiatto dijo...

Aquí no han habido faltas ni a las buenas costumbres, ni a las Evos Morales, simplemente hemos cometido errores. Vió Doña?...a veces también nos pasa...
En la medida de lo posible, es política de quienes editamos este blog no cortarle las alas a nadie.